La pestana del mundo. diario Clarin, 1.07.2001

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AMALIA SATO*
La pestaña del mundo






P: ¿Qué ocurrió en el Japón del siglo X que hizo posible este libro delicioso escrito por una mujer?

R: En el momento de esplendor cultural de la Corte, en la década de 990, el clan Fujiwara, por medio de maniobras políticas, fue estableciendo alianzas mediante casamientos. Las mujeres jugaron así un papel muy importante en el poder, formándose círculos de servidoras de alto nivel intelectual que se podían dedicar a la literatura como un pasatiempo. El desarrollo de la escritura fonética vernácula, el hiragana, iniciado unos siglos antes a partir de la estilización de los ideogramas chinos, se vio también favorecido por el intercambio epistolar entre damas y caballeros.

P: ¿Qué se sabe de Sei ShÉnagon y cómo la imagina a partir de su libro?

R: Se sabe muy poco, y hasta el nombre con que se la conoce no es sino un apodo para designar su cargo en la Corte: ayudante de menor rango. Ante todo, es una observadora sin par, una ingeniosa consciente del poder y las miserias de la frivolidad, que nos conmueve por su incesante capacidad de opinión.

P: ¿Qué dificultades tuvo al traducir de una lengua y una época tan distantes?

R: Toda traducción es inevitablemente una lectura de época, y ésta será uno de los posibles reflejos de la obra de Sei. Esto, para contrabalancear la responsabilidad y sobre todo el honor del trabajo con un clásico de la literatura universal. Sin embargo, el carácter desestructurado y abierto de su estilo —que refleja muy bien ese consejo que se daba a las damas de la Corte: caminar con elegancia, pero reservándose cada tanto un movimiento de arrastre de las sedas— le daba a la lectura y su traslado una frescura que se disfrutaba. Y una se sumergía en un presente sin distancias.

P: ¿A qué atribuye la extraña actualidad de este libro tan antiguo?

R: Sin duda, el filme de Peter Greenaway, que citaba fragmentos en medio de un argumento muy libre, contribuyó a despertar una nueva curiosidad. Y, por supuesto, su propio título, que despliega una seducción que atrae. La seguridad con que la autora aborda temas tan actuales como la tiranía de la moda y el lucimiento social nos deja atónitos.

P: Como nieta de japoneses en la Argentina, ¿qué piensa de la mirada de Occidente sobre Japón?

R: Occidente y Oriente, los nombres que toma una continuidad para representarse. Me parece que la mirada sobre Japón, aun ahora se revela exotizante. Es muy poco lo que se sabe y mucho lo que todavía se sostiene como una ilusión. ¿De qué? De algo de lo que se carece y que se imagina en las islas que los navegantes portugueses llamaban la Misteriosa Pestaña del Mundo.

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